15.5.07

Almíbar

Alagüeña melodía viajera, posa sus alas extendidas en la ola de calor, desciende hacia mil capilares, transmite saciedad y sed de sol. A sus rayos se estremece la cándida flor, manojo de claveles del aire que deshojan suspiros ahogados de profunda agonía, ramillete de campanas hipnotizadas por su larga epifanía. Abren sus capas los pimpollos dormidos, recitan los lirios el tesoro divino. Manjar entumecido, acopio desmesurado de vida, devoción y sacrificio. En la gota que copa el hilo brillante a borbotones ondulan sueños, esperanza, música e ilusiones. A través de las descargas de besos y poesía, pasean vibrantes los buenos deseos. Las musas y nereidas sobrevuelan el rosedal perfumado y adornan su canto con dulces sonrisas. Colores embriagantes, sabores cautivos. Una pizca de sal. Aditivos varios. Acompañar a gusto. Ancestral brevario. Cuando después de pasar a oscuras por túneles inciertos, andado en laberintos sin salida, sembrado temores y cosechado enriedos intestinos… y atravesado puertas que antes no conocía; cuando por fin lo que hay es lo que queda, y está bien q así sea, te mando este poema. Que refleje mi melosa adicción al desafío imposible de conquistar la enmarañada aventura hacia tu estadía.

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