2.3.07

Ortiga

Hubo una época en que yo crecí como los animales domesticados cuando los vuelven a sus raíces, en libertad; cual planta que busca del medio que la rodea todo lo que necesita para vivir. Qué época. Me trae nostalgias y emoción que, es obvio, gratifica, pero a la vez, sensibiliza. Qué lindos recuerdos: el funeral de aquel pajarito que encontramos muerto, las clases que nos dábamos con G, en esa escuela rural donde las mamás de las 3 trabajaban. Las historias que inventábamos. El cocido con galleta o torta frita, si hacía frío. Las horas en educación físcia, que compartíamos con el grupo de alumnos que tocara, tan integradas como si fuéramos ellos. Lo rústico, salvaje, lo inconmensurable, el respeto, el alboroto. Las risas, las parodias, las golosinas en el recreo. Si me pongo a pensar, qué chico siquiera pensaría hacer “doble turno” en un colegio de ‘monjas’ a la mañana, y en la escuelita, a la tarde? Para nosotras eran vacaciones. Y era preguntar cada vez: vino G? A veces tb iba M, pero ella no se amoldaba tanto, o iba menos, quizás. Güee… impresionante como quedan grabadas estas cosas; Y, como yo la llamaba cariñosa// fue mi primer mejor amiga. Y lo será por siempre. Y aprendí q si tocás una ortiga, tenés q aguantar la respiración para q no te pique. Y q hay unos yuyitos q si te los ponés en la boca, tienen como unas semillitas que se abren y revientan ahí, con ruido y vibración. Ja, ja…

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