1.3.07

Aureola

Grajeas alborotadas por el suelo, a la espera sigilosa de la próxima víctima; cáscaras de banana regadas por doquier. Jaleas jabonosas enchastrándolo todo. Trampas de agua, serpentinas rastreras y engrudo de alta consistencia. El chicle en el pelo, el hielo en la blusa, la araña en el pantalón; el grito en la escena crítica de la película críptica. El amague del objeto valioso que se está por romper y se detiene la caída. El chiste de esconder las cosas cuando se las necesita. La mancha en las paredes, la pileta interna en el living de la casa, el globo que revienta cuando pasa un auto. El desliz inoportuno. El desquite tramado. El perro en el lavarropas, las crías de la gata en el cajón. El rollo gastado con fotos a los peluches. Las cremas costosas para embadurnarse con todos los vecinitos; el detergente rendidor en cantidades garrafales para hacer burbujas que se van con el agua. Cuánto más. Ni menos. Es necesraio vivir de travesuras cuando se es chico, porque no hay otra manera de aprender. A los golpes, en algunos casos. Con total caradurismo, en otros. Lo importante es que no obstante lo santos o diabluras que seamos para los demas, todo se decide en la inspección del otro. Ahí, entre iguales, pierden valor las desigualdades q nos imponen. Pensalo. Y mientras tanto, vení, conocé el barrio. Embarrate.

No hay comentarios.: