13.2.07

Parte

Esteban era un chico normal. Tenía amigos para cada uno de sus hobbies, y una meta clara en la vida: encontrar su lugar. Sabía por comentarios de sus vecinos, que la gente se peleaba con sus seres más cercanos, sin importar su condición social o la cantidad que en definitiva dividía los intereses con su sello. El dinero, vil metal. En parte –pensaba él–, quizás tengan razón en pelear por lo que les corresponde… Él mismo había aprendido que debía trabajar incansable// para superar los obstáculos. No estaba preparado para recibir aquella propuesta del dueño del local para el cual se empleaba, uno de los centros de compra mejor posicionados en la zona. El hombre se acercó a Esteban, que seguía con la mirada los movimientos de su jefe, y detrás de sus 18 años lo escuchó decir: –Hijo, he visto la forma como te has desenvuelto en este lugar: los clientes te saludan cada vez que vienen y vuelven a ti por consejos. Los otros empleados reconocen tus logros y tb recurren a tí… La verdad, en estos 5 meses me has impresionado y decidí nombrarte mi asesor de imagen. El chico, que sólo empaquetaba los prodctos que la gente compraba, lo pensó una vez; entonces le respondió: –Usted puede arreglarse muy bien sin mi ayuda. Los perfumes, en cambio, necesitan de alguien que con cuidado los envuelva para que lleguen a destino. Y esa es la parte q a mí me toca. Puedo dejar que otro me reemplace. Pero, aunque agradezco su propuesta, en su lugar no dejaría que alguien más que yo se preocupara x mi imagen personal. Esteban era un chico normal… Hasta entonces.

1 comentario:

Der Fürst dijo...

Gracias por tu comment y tu consejo para el Youtube: ya está arreglado.
Me gustó la historia de Esteban, sobre todo en este momento en el que estoy desesperado por renunciar a un puesto por el que todos se pelean y que yo detesto. Quiero vovler a la tranquilidad y humildad de lo mío. ¿Seré normal?