17.2.07

Destaque

Preludio interminable de venias, abre paso al bostezo prosódico del guardia que acompaña la fanfarria. Desfile pétreo de estandartes mecanizados, zancadas pronunciadas, alardes sostenidos por el bombardeo trillado de tambores; escuetos sonidos que marcan el compás, accidentes en líneas contraídas al viento y arquetipo enarbolado audaz: Patria y Libertad. Entre todos los concurrentes, la masa y la tropa, este oficial desprevenido dio curso a sus pensamientos. Empezó por el paisaje que lo rodeaba: pompa y loas, súbita lealtad. Cuándo y cómo, se preguntó. Qué batallas hubo que librar. Cuánta sangre a cuenta de triunfos. Y el pueblo, sometido sin pesar? Descubrió después que el hombre nació libre, pero pronto buscó protección. Y si yo miro los pañales vos me señalás las botas. Pero antes de caminar el bebé aprende a balbucear, y después a hablar. De a poco. Pero el código está. Primero en brazos de mamá, después en el auto de papá. Entonces no me aburgueso, ni me avergüenzo. Los extremos son criterios en el mismo nivel de análisis. No sirven para negociar. Te dejo pisar fuerte, dejarme caerme y volverme a levantar. Darte lo que necesitás, y babear de ternura, por vos.

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