19.2.07

Atropello

Ando a gatas, revolviendo los cajones y vaciando los estantes del mostrador donde guardaba todas esas cosas que cuando las necesitás no están, cuando las guardás no las necesitás, y cuando las tirás te ponés a pensar si mejor no las volvés a guardar. Es cursi. Arremeten insolentes a cada rincón, saltan hasta salir del campo visual, y se apilan entre cosas importantes que nunca tocamos. El caos organiza mi vida. Es una buena frase. Y se suma a la lista (incompleta y desprolija) de mis incoherencia. Me aterra de sólo pensar. Qué barbaridad. Aunque si lo pongo sobre la mesa, es más que nada una especie de obsesión que se me sale de las manos, por quererlo controlar todo (“me llevo mejor con el rigor”), y algo así como una vía libre cuando me doy por vencida (“y me dejo llevar”)… Porque la solución no es un solo cajón para todas esas cosas. Se matarían y dejarían una nota: “No pudiste con todos. Ahora somos miles de nosotros”; las cosas, que buen nombre para el género que representan. Un lápiz es una cosa. Y otra cosa son 2. Me parece que ni nosotros sabemos lo que queremos. Si no, ya les hubiéramos hecho lugar. En casa. Acaso vos no tenés las tuyas? Dicen q cuando se juntan, se complementan y es + fácil encontrarlas. Hasta q un día las dejás irse. Juntas a vivir. Cosa de ellos.

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