28.8.08

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Esto pertenece a una adorada tía. Seguramente su intención con estas palabras (extractadas para no incluir tema personal alguno vinculado a ellas y dirigidas en principio a mi papá, pero que éste nos hizo leer a todos) no se vea opacada con su publicación a través de esta indigna, sino más bien se verá reflejada con su reingreso al imaginario global del cual parten.

"Te cuento que en una capacitación del 2006 se analizaba la fluidez de los grandes cambios actuales, y cómo ellos van influyendo en la configuración de las mentalidades y las actitudes de los seres humanos.
Se habló de una palabra clave que caracteriza a los tiempos modernos, y es la “procrastinación”, que es algo así como depositar todas nuestras energías permanentemente en el día de mañana. No es para menos, el ritmo de vida así lo ha ido exigiendo, todo el mundo, o por lo menos las personas ocupadas, tiene una agenda cargada y sabe lo que hará día a día de aquí a dos meses, y a veces, hora a hora, que es una especie de esclavitud, si consideramos que tenemos todo ese tiempo ya empeñado.
Esto nos lleva también a pensar a largo plazo, a esperar el día de mañana, y a postergar la gratificación, la que siempre estará como una especie de oasis, siempre más adelante. De este modo, se va perdiendo la capacidad de disfrutar el presente, el minuto a minuto, y el presente, es eso, un regalo, que rechazamos si no lo valoramos."

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