12.6.08

Amor significa no tener que decir nunca lo siento

Niki se da la vuelta sobre sí misma y se apoya sobre Alessandro, que a su vez se recuesta en la tumbona, tras levantar un poco el respaldo. Niki suelta un largo suspiro.
-Sólo por momentos como éste vale la pena vivir, ¿no es cierto?
Alessandro no sabe bien qué decir.
-Sí. No sé qué es lo que me ha pasado -prosigue Niki-. Quiero decir, que puede que te suene absurdo, pero cuando chocamos, es decir, cuando te me tiraste encima, apenas te vi supe que eras tú...
-¿A qué te refieres?
-Que tú eres tú. Yo creo en el destino. Tú, eres tú, eres el hombre de mi vida.
-¡Niki, pero si te llevo veinte años!

...


-Ok, es verdad, no nos conocemos muy bien. Digamos que hemos hecho las presentaciones un poco al contrario. Pero podemos llegar a conocernos mejor, ¿no? Tú me ayudas con las clases de conducción, y yo te ayudo en tu trabajo.
Alessandro decide no discutir.
-Ya encontraremos la manera de dar sentido a esta historia.
-Ok, me parece bien.
Niki mira su reloj.
-Tenemos que irnos. Les he dicho a mis padres que volvería pronto.
Se levanta y recoge su ropa de la hamaca.
-Claro que hubiese estado bien poderse quedar aquí, ¿eh?
Alessandro se abotona la camisa.
-Hubiese sido muy bonito.
-Piensa en lo hermoso que será cuando vivamos juntos, y, después de hacer el amor nos quedemos abrazados y durmamos juntos y después al día siguiente desayunemos juntos y comamos juntos y por la noche regresemos a casa juntos.
-Niki...
Alessandro la está mirando con la boca abierta.
-Vale, vale, es verdad.

Scusa ma ti chiamo amore


© 2007, Federico Moccia
Traducción de Cristina Serna
Planeta Internacional

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