4.6.07

Track

Hola! Cómo estás? Espero que muy bien. Estaba escuchando los temas que solían hacerme compañía, cuando les daba ese lugar, allá lejos y hace tiempo; viendo el paso del reloj en mis ojos vítreos, murmurando por lo bajo alguna nueva razón para conjurar el malhumor. Pasaba por mi costado angelical, recostándose en el hombro endiablado, la idea de escribir de a ratos, esfumándose después. Deseé haberlo tomado como un encargo, temporario, limitado y efímero como la vida de la mayoría de los blogs. Palpé que nada de eso hubiera sido posible. Porque si normalmente soy inestable, acelerada y resultatista (o inquieta, impaciente y exitista), cuando puedo separar lo que soy de lo que me gustaría ser, en un contexto que nació para la diversidad, para pensar con tiempo y detenimiento, para lanzar nuestras miserias y condenar las ajenas; en una idolatrización de mí misma, que lleva mi nombre y mi estampa; no puedo ser mediocre. Debo salir de mi ordinariedad para entrar a la magia de cambiar sin tratar. Te decía entonces que en eso estaba cuando sonó el timbre. Era el cartero. Abrí el sobre pero no había nada dentro. Y me hizo acordar que así era cuando empecé. Y me volvió a las manos esa carta que nunca mandé. La del destinatario desconocido. El repartidor habría tomado por error la tarea de animarme. Donde no hay correspondencia, es en vano seguir el rastro.

No hay comentarios.: