7.2.07

Praxis

A lo lejos, el día a día paga su tributo a tantas noches en velo, desalentadas, ralentadas. Dejando el dramatismo, superando el trauma, puedo ver dónde está la gracia, y entender por qué a mí, penas viejas que mueren ahogadas, cosas nuevas que ocupan su lugar. Ponerse a hacer algo realmente, con todo eso que pensamos y de lo que con tanto énfasis hablamos. Es increíble como ese paso –de frecuencia, de racha, de estado mental- puede generar cambios tan visibles en poco tiempo, con el mínimo esfuerzo extra y que retribuyan lo suficiente como para olvidarse del aletargado ayer. Y yo trabajo con el amor, asíq un poco es como una derrota no saber/ no poder llegar al otro. Ese que te desvela, que pone todo como en slow motion y que te bajonea a veces (espero que no queriéndolo); el que te complica, te enloquece y que se mueve al vaivén de las olas de su seguridad. Y aunq es lindo hablar de ello, es mejor ser actor y creerse sus propias líneas. Ese show es despliegue de habilidad, es paso de comedia doblando la esquina, en que se enciende la luz, y los ojos despiertos, espectadores, se fijan en un punto. Ahí me doy cuenta que el remedio, la solución, no es más que la causa del problema. Lo que cambia es el valor de la ecuación. Del odio al amor…

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