23.2.07

Futuro

Escribir es proyectar. Es sincronía espacio-tiempo permanente. No hay límites fijos. Es la obra cúlmine del pensamiento. Su forma es el vehículo que remonta las ideas hacia su posible cauce, que nunca es estanco, sino constante reflujo y simbiosis programada para lo novedoso. A eso me refiero con el ‘Futuro’, al menos en su aspecto cercano a la vivencia de todos los días. Y a la paradoja de que para vivir con todo lo último hay que ser capaz de mantener lo primero. Nos acostumbramos tanto a los cambios, que se vuelven repetitivos. Extrañamos tanto aquello que nos proporcione tranquilidad, estabilidad, seguridad, que siempre es motivo de noticia, de búsqueda incansable… la verdad, no deja de llamar la atención. Cuando algo funciona en determinadas circunstancias de tiempo y lugar, es sólo una aplicación de otra cosa más grande, que lo contiene. Que sin dudas puede explicarlo en toda su extensión, dando lugar a suspicacias con respecto a predicciones o vaticinios con ese origen. Y cuanto más se aleja el punto de partida mayor es la intriga. Pero habiendo pasado por esa prueba, te aseguro que no hay chiste más conocido que EL FUTURO.

No hay comentarios.: