21.12.06

Auspicioso

Ensamble bizarro de almas deambulantes, persiguiendo desordenada// al botín entregado: la diligencia sobria de sir Weeds. A una altura q permanece en las sombras, los jinetes ya no pudieron arrear a las bestias, que apavoridas por los pases macabros de los itinerantes, cedieron subyugadas ocasionando el descontrol magnánime; separados los animales y maniatados los guardias, acallados los choferes y el mismo sir Weeds, reducido y despojado de sus pertenencias, reinó un gélido panorama. En la mudanza viajaba el noble caballero cargado de sus bienes en oro, lo que lo dejaba en la ruina. También a los caballos llevaron los forajidos, por lo que peligraba la supervivencia de estos hombres perdidos y fatigados, mientras lejos desaparecía el convoy ahora ascendido a expensas del probre sir Weeds. En esa situación, aterradora y extrema, los ojos pesados y el cuerpo vencido, desplomóse al suelo, ansiando la parca muerte, si su nobleza ya expiraba con él. Así fue como en el trance no vio acercarse al carruaje de lady Anne, quien advirtió del destrozo a sus sirvientes y les ordenó detenerse allí. Ese espíritu salvaje estaba escapando de su autoritario padre que pretendiá casarla a su antojo. Y nació en ese instante, pérfida la fuerza del amor. Sir Weeds entonces la abrazó, y sollozando aún aquella pasión cerró, lady Anne con un dulce beso entre los 2.

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