24.2.08

Receta

Para escribir

No se trata de que yo lo diga.
Ni siquiera que nadie deba ocultar nada.

No hace falta justificar la intriga, la libre asociación ni el interés en quinto grado.

Es simplemente:

Qué cosas ahora y acá (y con estas condiciones) me elevan.
Sobre las que no tengo ningún control.

Me gusta pensar en la existencia de algún componente químico que provoca desestabilización emocional, o cierta desprolijidad en la distribución de la energía vital en ciclos, ya se trate de franjas horarias, días específicos, meses enteros, épocas del año o sucedáneos.

Me gusta pensar que no puedo controlar ese factor... y que de alguna manera está bien estar down, que todo me salga mal, porque después de otra forma igual de mágica se va a revertir.

La receta entonces es escuchar estos latidos, ser consciente de ellos y tomarlos en buen sentido: ni paralizante ni exacervante (como quiera que ello se diga o lo que fuera que ello signifique en esa grafía).

Escucharlos, ser consciente de su existencia, tomarlos a favor (se supone que todo es para arriba y a favor de quien escribe).

Y principalmente, obviar todo lo obviable.

Lo olvidable, lo menos valioso; no desvalorar ni devaluar, porque entonces sí tenían valor inicialmente.

Simplemente es: la forma que sí (y que no podría ser de otra manera), en contraposición a la que no es causa ni consecuencia de nada (o podría serlo de demasiadas cosas).

Para mí es así. Es difícil discernir entonces si yo sigo estas instrucciones; si directamente no soy peor de reaccionaria, primaria y dependiente de todo lo que recién aconsejé descartar.

Esa es la clave: saber leer.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ya.

bueno pues por explicar se comienza o por preguntar?

Anónimo dijo...

y si de expresar se trata no considero prudente hacerlo sin objetivo

ensimissmundo dijo...

Como no puedo hacer lo uno ni lo otro, lo dejo a tu criterio.