11.7.07

La amistad cura

Por Daniel Goleman

Un querido amigo estuvo luchando contra el cáncer y consiguió vivir más de una década, en condiciones dignas, a pesar de los graves pronósticos que le auguraban apenas seis meses de vida.
Mi amigo era ese tipo de profesor que sus estudiantes recuerdan con cariño: no sólo los inspiraba durante la clase, sino que además se preocupaba genuinamente por ellos, por sus estudios, su progreso en la vida, sus miedos y esperanzas. Un amplio círculo de ex estudiantes se contaba entre sus mejores amigos. El y su mujer siempre le daban la bienvenida en su hogar a una corriente constante de visitantes.
A pesar de que nadie pudo probarlo nunca, sospecho que uno de los muchos ingredientes que contribuyeron a su longevidad fue ese flujo de gente que lo quería.

Investigaciones en el campo de las conexiones entre las relaciones afectivas y la salud física establecieron que la gente con una rica red de amistades personales –gente que está casada, que posee una buena relación con su familia y amigos, que tiene participación activa en grupos sociales y religiosos– se recupera más rápidamente de las enfermedades y vive más. Pero ahora el emergente campo de las neurociencias sociales, que estudian cómo actúa el cerebro de las personas cuando éste interactúa con otros, agrega a esta información una pieza que estaba faltando.

El descubrimiento más importante fue el hallazgo de “neuronas espejo”, una clase de células cerebrales ampliamente dispersas que operan como “redes neuronales inalámbricas”. Las
neuronas espejo rastrean el flujo emocional, el movimiento e incluso las intenciones de la persona con la que estamos, y reeditan en nuestro propio cerebro el estado detectado, al alborotar en él las mismas áreas que están activas en el de la otra persona.

Contagio emocional

Las neuronas espejo ofrecen un mecanismo neuronal que explica el contagio emocional, esto es, la
tendencia de una persona a adoptar los sentimientos de otra, particularmente cuando éstos se expresan de manera vehemente. Esta conexión de cerebro a cerebro también puede funcionar respecto de los sentimientos de compenetración que, según los descubrimientos de investigaciones, dependen en parte de sincronizaciones extremadamente veloces de la postura, el ritmo vocal y los
movimientos de las personas mientras éstas interactúan.
En resumen, estas células cerebrales parecen permitir la orquestación interpersonal de cambios
fisiológicos.

Semejante coordinación de emociones, reacciones cardiovasculares o estados cerebrales entre dos personas ha sido estudiado en madres con niños, en matrimonios e incluso entre gente que se reúne.
Al revisar décadas de este tipo de información, Lisa M. Diamond y Lisa G. Aspinwall, psicólogas de la Universidad de Utah, ofrecen el término “unidad de regulación psicobiológica mutua” para describir la fusión de dos psicologías discretas en un circuito conectado. Hasta el momento en que esto ocurre, afirman Diamond y Aspinwall, la cercanía emocional permite a la biología de una persona influir en la de otra.

[…] Mi amigo llegó a un punto en que los doctores ya no saben qué más probar. En mi última visita, él y su mujer me dijeron que entraría en una residencia para enfermos terminales.
Uno de los desafíos, me comentó, sería canalizar el río de personas que quieren visitarlo en el pequeño espacio horario de una semana en el que él todavía tiene energía para verlos.
Cuando dijo esto, sentí que me desgarraba por dentro, y le respondí: “Sabes, al menos es mejor tener ese problema. Hay tanta gente que atraviesa esto sola”.
El guardó silencio durante un momento, pensativo. Luego me contestó suavemente: “Tienes razón”.

Comments on commentaries

1 comentario:

ensimissmundo dijo...

Rápido: Hay dos razones por las que postée esto. La primera, después de un análisis que sobrevino a la realmente primera (la que sigue), explica un poco porqué publico a veces y por qué a veces no. La segunda es para decir: al menos, voy a morir joven.
No iban a pensar que publicar esto tenía algún fin ulterior de redención o algo por el estilo, no?