Historias
Cada persona lleva guardado en su interior un vagón de recuerdos. No necesariamente del pasado. Lo que los caracteriza es la perennidad de sus momentos constitutivos, que le dan forma. En este rincón atesoro las delicias de la infancia. No me acuerdo si yo inventé ese juego, o si vos me regalaste esa canción; lo que me es imposible olvidar es lo que logré o aprendí de esa ocasión. Sería su instante cúlmine, que se prolonga en nuestras memorias, para llenar espacios de la vida diaria y que surgen cuando menos lo esperabas. En aquella esquina se apilan las desilusiones y desencuentros de la adolescencia. Ahí no sería importante como terminó la historia, sino qué busqué en el camino de vivirla. No si me fallaste; sino que te di algo que no perdí, xq está dentro mío.
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