Veta
Te escucho hablar. Serenamente. Me gusta oir tu voz y disfruto el camino que recorren las palabras que pronunciás hacia mi conciencia viva y expectante, siempre quiero saber más de vos y que me cuentes tus cosas, lo que me hace sentir halagada xq significa que me tenés confianza, y voy paladeando mis descubrimientos con tus observaciones, como el diseño de las vetas de la madera, in crescendo desde el centro de mi interés hacia las esquinas vacantes de la posibilidad, pero tb como la marca de una llama sobre un trozo igual de madera, o papel antes de consumirse, en aquel llamado y el ‘mi amor’ es para alguien más, y desearías estar en ese lugar, aunq más no sea desde el rincón de la caricia oportuna y de la necesidad ávida de contención. Y hoy, con vos, no.
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