Recupero

Atardecer, despejada, recuento mis ovejas y desdeño la seguridad. Nada lo tiene. Todos necesitamos. Y ese estado me asusta, haciendo q retroceda. Poco. Algo q aprendi en el camino es avanzar sin certezas, no x su falta, sino x costumbre, por imposición y rebeldía, a la vez q ansias de reconocimiento: “si esto te parece mucho, esperá q te cuente como lo hice”... Y me doy cuenta q soy tan chica, tan impaciente y tan poco graciosa q no lloro sólo xa ahorrar minutos xa cualquier otra cosa. Más productiva, como yo. Es una gran inversión, una empresa pretenciosa. Aunq no se bien q hay x ganar o perder, vislumbro serios objetivos, oportunidades a ser aprovechadas cruzando la calle. Y es q me cuesta apagarma cuando viví tanto tiempo en las penumbras, y ahora un gesto es el calor q necesito... y sigo así, como si nada.